Ingeniera de Caminos, consejera en varias empresas y socia de IWF Spain, Socorro Fernández Larrea siempre ha tenido claro lo que quería conseguir en la vida y cómo quería vivirla, y ha querido compartir toda su extensa experiencia en una entrevista con la revista del Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos.
La charla comienza con nuestra socia recordando que nunca ha querido hacer otra cosa que no fuera ser ingeniera de caminos, “desde que era niña yo decía que quería hacer lo que hacía mi padre. Mi padre tenía una empresa de movimiento de tierras y claro, cuando eres pequeña no te sabes toda la historia, simplemente tú quieres hacer eso. En mitad del campo quería que apareciera un túnel, un aeropuerto, un puente… Me parecía increíble que de la nada surgiera algo”.
Socorro también comenta cómo ha evolucionado la profesión y la inclusión de las mujeres, “Cuando yo empecé en la obra no había baños para nosotras o mejor dicho, para mí, que era la que estaba pero entendía que tenía que ser así porque, como no había mujeres, por un principio de economía de recursos no iban a poner un baño para que nadie entrara. Esto ahora es inconcebible. Ahora somos unas poquitas más pero desgraciadamente las cosas no han evolucionado como yo entendía que debían haberlo hecho”.
Respecto a la importancia de compaginar carrera y vida personal, ella lo tiene claro, “yo se lo digo a todos, chicos y chicas. Os quiero centrados porque nunca vais a ser exitosos en vuestra vida profesional si no lo sois en la personal. Al final te das cuenta de que ese ambiente es bueno y todo el mundo trabaja mejor y la gente no tiene la angustia de que llega la fiesta de fin de curso y no puedes ver a tus hijos. Qué más da reunirte hoy que mañana, a esta hora o a la otra… Si las cosas importantes se respetan, cuando llega la hora de quedarse porque hay que trabajar, la gente, sin necesidad de que tú se lo pidas te va a responder”.
En relación a la medalla que le concedió el Colegio de Ingenieros, Socorro detalla, “el día que me llamó Juan Antonio Santamera (Presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos) era un viernes y estaba en la peluquería y, cuando me lo dijo, me emocioné, me puse a llorar. No me podía ni imaginar, jamás en la vida, que a mí me podían dar esa medalla. Cuando estaba en el Colegio veía cómo se las daban a los demás pero que me la dieran a mí… Y el hecho de que te lo den tus compañeros es un reconocimiento entre iguales”.
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